PSUV: de organización política a narcoterroristas | Opinión «El Gato» Briceño

Abr 7, 2025 | Opinión José El Gato Briceño | 0 Comentarios

 

En un país con libertades, en general se logran infinidad de objetivos con mayor facilidad, el progreso es más acelerado, los criterios se respetan y también se asumen todos los riesgos que esas libertades generan, entre esos riesgos de apertura que da la libertad está el derecho irrestricto de los ciudadanos a agruparse con distintos fines, entre ellos, el fin de crear partidos políticos, sin esta prerrogativa que da la libertad de expresar sus ideales, sus respectivas doctrinas para sumar seguidores y abrirle las puertas a la diversidad de pensamiento no estaría completa la libertad. Ya sería harina de otro costal opinar sobre los matices o límites de esto ya que también es abrirle la puerta a las máscaras, disfraces y caretas que habiendo utilizado la democracia para ocupar posiciones de poder, posteriormente se lo apropian  para no soltarlo más.

De estas caretas nosotros los venezolanos hemos visto infinidad de modelos, camaleónicas versiones de «demócratas» que actúan guiados solo por su interés personal y que hablan en nombre de la oposición y peor aún, son casi todos personajes en los que el pueblo creyó en alguna oportunidad y decepcionaron por su ínfimo nivel de defensa a nuestros derechos, soberanía y demás necesidades básicas. Todos saben a quienes me refiero, su apodo de alacranes les queda a su medida, dan asco y ya la historia política de nuestro país les está pasando factura.

En las próximas adjudicaciones de cuotas de poder a estas alimañas sociales, estas elecciones internas del PSUV y «gran polo patriótico» y entregarán a varios partiduchos como Un Nuevo Tiempo (UNT), Movimiento por Venezuela (MPV), Acción Democrática (AD) del grupo de Bernabé Gutiérrez, Por otra parte, los «contendores» quienes participarían en la pantomima de adjudicación de gobernaciones y alcaldías del próximo 25 de mayo, por parte del  Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), esta cofradía, que inició disfrazada de partido político, fundado el 24 de marzo de 2007 y su gancho  fue brindar a sus militantes esperanzas de profundizar la democracia haciéndola más participativa. De hecho, se eligieron sus autoridades a través de elecciones primarias y, en un principio, quienes aspiraban a cargos de elección popular debían someterse a elecciones abiertas, en las cuales podían participar incluso no militantes del partido. Es decir, cualquier persona que fuera venezolana, mayor de edad y poseyera su cédula de identidad —aunque estuviese vencida— podía ejercer su derecho al voto. Sin embargo, con el paso del tiempo, este partido se transformó en una verdadera maquinaria de fraude electoral. En 2012, comenzaron a surgir denuncias sobre la manipulación de los votos en varios estados, como Monagas y Bolívar, entre otros. Posteriormente, las elecciones de 2013 fueron un claro ejemplo del fraude orquestado, donde se le arrebató descaradamente y a mi juicio sin pelea firme, con  mucha blandengueria,  la victoria a Henrique Capriles, quien había sido el verdadero ganador. Nicolás Maduro, en su momento, se comprometió públicamente a realizar una auditoría exhaustiva, acta por acta, pero una vez que la presión disminuyó, se negó rotundamente, sabiendo que había perdido. El PSUV ya no solo era una maquinaria de robo de votos, sino que también se dedicó a crear una red de informantes y chismosos, cuya función era inventar expedientes y acusaciones contra todo aquel que se atreviera a manifestar su desacuerdo con el régimen. Las protestas del 2014 marcaron un punto álgido de represión, donde muchos fueron perseguidos, detenidos y, en muchos casos, desaparecidos. La organización se fue transformando, hasta convertirse en una estructura narcocriminal y terrorista que, actualmente, premia con cargos a aquellos que colaboran con el Cártel de los Soles en la distribución de drogas. Su control sobre el narcotráfico les ha permitido obtener ingentes cantidades de dinero, cercanas a los 10 mil millones de dólares anuales. A la par, han intensificado la violación de los derechos humanos, con más de 18 mil muertos y desaparecidos en la última década, según el reciente informe de la Comisión de Determinación de los Hechos de las Naciones Unidas (ONU) de aquellas elecciones abiertas en sus primeros días, hoy en día se escogen a los candidatos a dedo. Con el paso de los años, han perdido toda legitimidad, y su militancia, que alguna vez estuvo llena de ideales, hoy se ha reducido a una pequeña cúpula de individuos sin escrúpulos, cuyo único fin es perpetuarse en el poder. El cinismo ha llegado al extremo de que, a pesar de haber perdido en las pasadas elecciones del 28 de julio, siguen repitiendo como loros que fueron los ganadores. Esta falta de conciencia, transparencia y honestidad es una clara violación a los principios más elementales de cualquier sociedad civilizada, el epíteto de mentecatos es poco.

El pueblo venezolano, que a lo largo de su historia ha sido reconocido por su honestidad y trabajo, se ve hoy sometido a un régimen que se ha alejado por completo de los valores democráticos y republicanos. Lo único que importa para este grupo de perversos es mantenerse en el poder, sin importar la devastación que han causado al país y sus ciudadanos. Además, su corrupción no solo afecta el bienestar de los venezolanos, sino que ha erosionado la identidad y la dignidad de la nación.

Tan igual de perversos, cómplices y alcahuetes son los partidos que se prestan a participar en las adjudicaciones del próximo 25 de mayo. Estos espejos del PSUV pasarán a la historia como los más deshonrosos, por haberse beneficiado de los dividendos del narcotráfico y por su complicidad con un régimen criminal que ha destruido al país.

Desde la cárcel del exilio mi fe se expande, mientras más férrea la represión y la mutilación de las libertades, mayor fuerza llega a mi espíritu. Es solo cuestión de tiempo para que este sistema narcocriminal caiga, y cuando eso suceda, sus reyes y bufones arácnidos serán arrastrados por la historia y saldrán con los pies hacia adelante. La verdad siempre prevalecerá, y los venezolanos, tarde o temprano, recuperaremos  la libertad la dignidad  construiremos desde los escombros un país próspero y decente para nuestros descendientes. Vamos , con fe, con ánimos enfrentando a esta mafia cada segundo, sin pausa lo hago con lo único que me queda, mi pluma y mi palabra.

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